Con un Gran Rex completo, la cantante mallorquí desplegó toda la personalidad de su voz al presentar su nueva producción “El último trago”, un álbum homenaje a la cantante costarricense.
Pasadas las 21.50 la cantante Concha Buika nacida en Palma de Mallorca de ascendencia africana, brindó con el público y arremetió con un tema propio en su segunda visita al país. “Todavía no le puse nombre” aclaró desprejuiciada después. Era sólo una muestra de conversación con el público que se extendió en todo el recital donde desnudó una personalidad simple y se mostró agradecida en todo momento por poder cantar esas canciones “que son patrimonio de la humanidad”.
Interpretó entonces el tango “Volver” de Carlos Gardel, y al final, ante la magnitud del aplauso soltó: “Esto es un sueño, coño”, “¡Reina!” le devolvían voces desde la platea.
Acompañada por el cubano Iván Lewis en piano; Fernando Favier en percusión y Dany Noel en contrabajo la artista comenzó a presentar su nuevo disco “El último trago”, un homenaje a Chavela Vargas, con el primer corte de ese álbum: “Se me hizo fácil”, un bolero de Agustín Lara que se llevó los primeros suspiros del público.
La fusión musical que logró la mallorquí durante la presentación, que tiene una inigualable voz del cante flamenco con sonidos del son cubano y de jazz, dominó las 3000 almas de la platea a medida que se sucedían “Un mundo raro” de José Alfredo Jimenez, “Somos” de Mario Clavell, “Las simples cosas” de Armando Tejada Gómez. Es que el tono desgarrado de Buika puede hacer erizar la piel. El dolor es una de sus más importantes musas, e interpreta corporalmente ese dolor desde las entrañas.
Antes de interpretar “Soledad” de Enrique Fabregat dijo que “las mujeres no debían tenerle miedo a estar solas, eso nos hace crecer más fuertes”.
La lista de temas continuó después, con una canción de voces africanas que levantó el ritmo de la sala y se sorprendió al ver que el público aplaudía de pie. Desde el escenario, con un vestido rojo sangre que descubría sus pies descalzos, Buika se estremeció tanto o más que los espectadores al oírla cantar. Vergonzosa, escondiéndose entre sus hombros, agradeció una y otra vez.
Entonó, acompañada con unos acordes de contrabajo, ”Cuando tu te hayas ido, me envolverán las sombras” de la canción “Sombras” de Carlos Brito, otro bolero que le canta al desamor y los recuerdos de los buenos tiempos pasados y la dedicó a su pareja actual Carol.
Hubo tiempo para más y así vinieron “El último trago” de José Alfredo Jimenez, “Ojos verdes” de Quiroga, Valverde y Rafael de León, “Luz de Luna” de Alvaro Carrillo y una flamencada que la platea avivó a puro “olé”.
Tras una hora cuarenta minutos de recital, Buika dio su primer adiós envuelta en agradecimientos y también llantos, desbordada por el afecto que le mostraba el público. Se retiró del escenario abrazada por su pianista.
La insistencia del público que aplaudía sin cesar la hizo salir para cantar “Cruz de Olvido” de Juan Zaizar Torres, el tango “Nostalgias” y por último, su hit “Mi niña Lola”, tema que le dio el nombre al disco con el que tuvo notoriedad al ganar “Mejor Producción Musical y Mejor Album de Canción Española”.
Lejos quedan ya sus inicios en bares y clubes de Mallorca, pero la cantante no perdió ni un atisbo de humildad en el viaje hacia este exitoso presente.